Más allá de sesiones fotográficas y portadas de revistas, este sastre,
tercera generación de su familia, es un hombre que siente pasión por su
trabajo y cuyo objetivo no es, según sus propias palabras, establecer un
estilo, sino hacer que la personalidad de sus clientes se vea reflejada
en cada uno de sus prendas. El fin no es otro que hacer que cada prenda
sea una continuación de la propia persona: una segunda piel capaz de
hacer que su portador se olvide de que la lleva. Luca Rubinacci es, probablemente, uno de los sastres más conocidos y
solicitados del mundo. La tradición napolitana, unida a un corte moderno
y, sobre todo, a una particular forma de entender el color, hacen de
este sastre una de las propuestas más vanguardistas de la sastrería
artesanal.